Monday, October 17, 2011

YAXCHILÁN

Yaxchilán



Seguimos nuestro viaje hacia el sureste. Como Yaxchilán es accesible sólo por lancha, nos dirigimos a Frontera Corozal, de
cuyo pequeño muelle zarpamos. Navegamos el Usumacinta hacia
el noreste, por aproximadamente
30 minutos, mirando México en la costa izquierda y Guatemala en la costa derecha. 200 metros de río nos separan. Vegetación tupida en ambos lados. Hay cocodrilos en este río.
Ya en tierra, tomamos una vereda para subir al sitio arqueológico (entrada $50), que esta compuesto por varios conjuntos: la Pequeña Acrópolis al noreste, la Gran Acrópolis y la Plaza. El sitio es grande.


Entre la alta vegetación, subimos por una vereda a la Pequeña Acrópolis. Caminamos en plena selva tropical. Sobre nuestras cabezas un grupo de quizá 10 monos aulladores nos amenazaba... el sonido, en medio de la selva, es imponente. Uno no se imagina que son animales pequeños. Parecen rugidos de felinos... magnífica estrategia de sobrevivencia...


Monos Aulladores... escúcha sus rugidos...
Al rato llegó un grupo de monos araña, que dispersó a los aulladores. Los monos araña nos aventaban cosas... pequeñas cosas, ramas, frutitas, para dejar claro que no estaban contentos con nuestra presencia allí.

Ya en la Pequeña Acrópolis, en la parte alta del sitio, vemos lo que distingue a Yaxchilán de las otras zonas arqueológicas: sus dinteles decorados en altorelieve. Su forma de construcción es una técnica


sin cemento, basándose en la gravedad y en el acomodo de cada pieza de piedra.










Encontramos restos de drenaje y diferentes tipos de espacios, marcando diferencias entre áreas públicas y áreas privadas.




En nuestro camino a la Gran Acrópolis, vimos con emoción aparecer entre la vegetación un edificio decorado con una impresionante crestería.



En el centro de la explanada, hay un tronco con restos de haber sido tallado. El frente del edificio muestra restos de relieves y en el interior una escultura decapitada.









La cabeza se encuentra en la siguiente cámara... Se habla de "matar esculturas" y aquí todavía se llevan a cabo ceremonias a Quetzalcoatl.







Bajamos hasta la Plaza en una gran explanada, muy agradable entre ceibas, cedros y muchas plantas epífitas reposando entre las ramas de los árboles gigantes, cuya sombra nos regala un clima agradable.
Uno de los edificios, que tiene 3 puertas de estrada, nos da acceso a un laberinto de pasillos y escaleras. Interrumpimos, sin querer, el descanso de murciélagos y encontramos una de las arañas más




grandes que he visto en mi vida. Estamos definitivamente en medio de la
selva... en el hábitat de ellos.















Este sitio pertenece al período clásico, al igual que Palenque y Comalcalco. Encontramos alusiones al gobernante Pájaro-Jaguar IV.

De regreso volvimos en lancha a Frontera Corozal, donde comimos quesadillas -aquí se llaman empanadas. Luego regresamos a nuestro hotel en Palenque.



Llegando a Frontera Corozal por el Usumacinta

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